Cuento de Navidad de Charles Mini (Parte IV)

Bernie se encontraba de nuevo en su mansión, las agujas del reloj marcaban ya las 5 de la madrugada cuando recobró el conocimiento. Carreras impresionantes en el pasado, problemas de adelantamientos en el presente… todavía no entendía lo que había pasado, y además aquellas palabras “al final te visitará el tercer fantasma, y cómo el no te haga abrir los ojos, despídete tú de la Fórmula 1“. ¿Qué quería decir con eso el campeón del mundo más joven de la Fórmula 1?

No paraba de darle vueltas a la cabeza a lo ocurrido durante la noche, no podía conciliar el sueño, así que se marchó a por un nuevo vaso de coñac. Cuando cerró el minibar y se dio la vuelta, la imagen que había no se la esperaba, una figura con mirada furiosa, vestido con una capa y una guadaña le miraba fíjamente.
– Me parece que Halloween se acabó hace unos meses chico – dijo Bernie.

La figura que le miraba negó con la cabeza. No pronunciaba ni una palabra.

– Un momento… ¿eres la muerte? – dijo Bernie y la figura asintió, cosa que provocó que Bernie se estremeciera y se arrodillara sollozando – Por favor, no puedes llevarme contigo soy demasiado rico, y guapo, y rico, y famoso, y rico, e importante,y … ¿he dicho que soy rico? Ve a por mi madre que la mujer no para de fastidiarnos cada día, por favor déjame vivir…
La muerte gruñió de mal gusto cosa que hizo que Bernie se callara de golpe. El espectro negó con la cabeza e hizo entender a Ecclestone que no se lo llevaba a la muerte. La muerte hizo un movimiento con su guadaña y se formó una bola de fuego, de la que empezaron a salir letras… F…A…N…T… cuando terminó, se podía leer con letras de fuego: fantasma de la Fórmula 1 futura. La verdad es que Bernie no sabría qué decir al respecto, el hecho de tener la propia muerte delante de él le dejaba un poco parado, así que lo único que le salió por su boca fue un ligero “vamos” y además de forma titubeante.

La muerte decidió hacer un movimiento con su túnica y una gran llamarada inundó la sala, cuando el fuego se apagó se encontraba en un circuito… un circuito desierto.
– ¿En qué año estamos? – preguntó Bernie. La muerte movió su guadaña y señaló una pantalla de televisión donde aparecía una imagen aérea del circuito. No conocía ese trazado, pero apareció el logo de la Fórmula 1 y acto seguido el mensaje inferior: 2013 FORMULA ONE UNITED STATES GRAND PRIX – Austin Circuit. – ¡¿2013?! ¡¿Y en Gran Premio?! ¿Dónde está la gente? ¿Dónde están los monoplazas? No oigo ni un solo motor…

A lo lejos Bernie pudo vislumbrar unas figuras que se acercaban rápidamente. No eran personas, y tampoco coches, le recordaba a un Fórmula 1 pero no podía serlo, es demasiado silencioso y ni siquiera era tan lento. Unos 20 monoplazas pasaron a su lado y se alejaron en la distancia… ¡¡un coche de calle hacía más ruido que aquello que acababa de pasar por delante de ellos!!
– ¿Pero esto qué es muerte? ¿Qué equipos eran esos? ¿Dónde están los Ferrrari, McLaren, Mercedes, Renaults? – preguntó indignado Ecclestone.
La muerte le entregó a Bernie un periódico deportivo con un titular enorme: LA FÓRMULA 1 HA MUERTO. Debajo del titular ponía: Debido a la normativa actual de motores de 1.8L, 4 cilindros y 650 cavallos los equipos decidieron marcharse de la Fórmula 1 y montar su propio campeonato el Formula Grand Prix.
Los monoplazas volvieron a pasar al cabo de un par de minutos y Bernie aún no salía de su asombro… le habían dejado tirado.
– Desde luego… ¿Cómo me han podido hacer esto? ¡A mi! Con todo lo que he hecho por ellos. Pero bueno, al menos tenemos otros equipos que me dan ingresos y me imagino que estas tribunas están vacías porque la gente prefiere estar en otras más caras…
La muerte movió su cabeza de lado a lado. Bernie preguntó si había público en el circuito y fue diciendo cifras: ¿50.000? La muerte negaba, ¿40.000? Seguía negando ¿30.000?¿20.000?¿10.000?¿5.000?¿1.000? En ese momento la muerte asintió.
– ¡¡¡No puede ser!!! ¡¡¡1.000 personas!!! Esto debe ser un chiste. Pero mira, al menos sigue habiendo ingresos. Seguro que los traidores no tendrán apenas público, y seguro que no tendrán mucha audiencia. Fíjate en mí, que he querido poner el alta definición en las televisiones para que vieran mejor la Fórmula 1, a ver ellos que se les ocurre.
Aunque no la podía ver, Bernie se dio cuenta que la muerte estaba sonriendo. Al cabo de unos segundos, volvió a mover su guadaña y el fuego inundó toda la zona. Al apagarse estaba en un circuito que conocía… esa chicane era única… ¡¡Laguna Seca!!
– ¿No me digas que han tenido que venir a estos circuitos tan tristes? – se burló Bernie.
De repente el suelo empezó a vibrar poco a poco, un pequeño zumbido se empezó a acentuar, cada vez era más y más fuerte. Jamás en la vida había oído algo igual, a lo lejos empezaba a ver siluetas de diversos colores… rojo, plateado, gris, azul, amarillo, verde, blanco, había muchos, cuando se dio cuenta de quien era ya era tarde, los equipos Ferrari, Mercedes, McLaren, Lotus, Arrows, Jaguar, Sauber, Williams, Toyota, Renault, Tyrell, Brabham, Maseratti y Williams habían pasado delante de él, pero tenían una forma diferente, eran Fórmula 1, pero eran muy diferentes, como si se hubiera modernizado. Poco a poco Bernie notó que se iba elevando hacia el cielo y podía ver el circuito entero desde el aire. La imagen era impresionante. Todo el circuito repleto de gente, las tribunas llenas, y los monoplazas… bueno qué decir… se estaban adelantando todo el rato, daba igual que fuera una recta, una curva, una chicane… no mantenían la misma posición. Era un sueño lo que estaba viendo, no podía tener otro significado.
– ¿Esto es…lo que creo que es? – preguntó sorprendido Bernie y la muerte asintió – ¿Cómo es posible? ¿Cómo lo han hecho sin mi? No… no lo entiendo.
La muerte levanto su mano y le advirtió con un gesto que aún faltaba algo más para mostrarle. Las llamas volvieron a inundar la escena mientras dos mercedes y un Arrows entraban en paralelo en el sacacorchos. Cuando las llamas desaparecieron se encontraban en la mansión de Bernie… la mansión estaba vacía.

– ¿Qué le ha pasado a mi casa? ¿Dónde estoy?
La muerte le señaló la ventana. Bernie se acercó y pudo ver algo que le dejó helado… era él con ropa vieja y destrozada clavando un cartel de “se vende por desahucio”. Bernie Ecclestone… el hombre más poderoso y rico de la Fórmula 1… sin dinero… esa imagen ha marcado al viejo Bernie, que pegado a la ventana no podía articular ninguna palabra.
– Muerte… esto… no pasará ¿no? Quiero decir… si cambio… ellos seguirán conmigo ¿no?
La muerte asintió cosa y se pudo vislumbrar una sonrisa en su mirada.

La guadaña fue agitada por última vez y el fuego inundó la sala. Cuando se desvaneció, Bernie se encontraba en su mansión, delante de la misma ventana y fuera se encontraba con un día que amanecía. El sol empezaba a salir y parecía que nevó durante toda la noche. Era navidad.

Bernie supo entonces qué debía hacer. Se marchó rápidamente. Llegó a una casa humilde, de aspecto francés. Picó a su timbre y una figura con un sombrero de Santa Claus.
– ¡Jean!¡Jean! Tengo que hablar contigo rápidamente.
– Pero Bernie, hoy es Navidad, no querrás hablar de negocios en un día como hoy.
– No hay tiempo, tengo que hablar urgentemente, no hay tiempo que perder. Me he dado cuenta que lo que me dijiste el otro día, tenías razón. Voy a quitar esa estúpida normativa, voy a hacerte caso y además voy a hablar con los equipos. Vamos a crear juntos una Fórmula 1 idea, vamos a dejarnos de tantas tonterías y el circuito de Rusia en 2014 será el último nuevo que habrá.
– Pero bueno Bernie… ni que hubieras visto la luz.
– No Jean, no. La luz no ha sido… ha sido la verdad, me he dado cuenta de lo que pasaría si no cambian las cosas. Por eso creo conveniente que cambiemos la Fórmula 1 y la hagamos entre todos mejor. El público lo agradecerá.
– Pues mira quédate con nosotros a comer y hablaremos que hay tantas cosas que hay que cambiar…

Jean agarró a Bernie por el hombro y juntos entraron en casa. Justo antes de cerrarse la puerta Bernie esbozó una sonrisa y le deseo a Jean una feliz navidad.

De esta forma termina el Cuento de Navidad. Por desgracia, al ser un cuento, no puede suceder, pero esperemos que en un día Bernie se de cuenta que si sigue como lo está haciendo, el deporte que amamos, tal vez termine como hemos podido ver en esta historia. El equipo de Los MiniDrivers & MiniBikers os desea a todos una feliz navidad y un próspero año 2011.

THE END