Cuento de Navidad de Charles Mini (Parte III)

El reloj seguía su curso en la fría noche. Según las agujas, eran las 3 y media de la noche y Bernie dormía plácidamente en su cama. ¿Cómo su antiguo amigo Max Mosley entró en su casa rodeado de cadenas diciéndole que la Fórmula 1 se moría? ¿Cómo podía un piloto fallecido mostrarle las carreras pasadas? Seguramente le había dado demasiado al coñac y se le había subido el alcohol a la cabeza. Sea como fuere, Bernie solo quería dejar pasar la noche y llegar a un nuevo día para seguir encontrando formas de conseguir más ingresos para las carreras.

De repente notó algo que le tocaba. ¿Qué podía ser? Tal vez era la sábana que se había subido y decidió no hacer nada. De nuevo, algo le volvió a tocar, pero lo hizo dos veces seguidas. Su dormida mente pensó que podía ser un mosquito que buscaba un poco de sangre o una mosca que quería descansar y de nuevo no se movió. Un fuerte golpe en su cara ya hizo que se levantara de la cama sobresaltado. Al abrir los ojos se encontró con una cara conocida delante de él, un casco azul y gris, una mano enorme de color verde con el número 1.
– ¡Vettel! ¿Qué demonios haces aquí? – farfulló Bernie.
– Soy el fantasma de la Fórmula 1 presente y vengo a mostrarte el camino hacía una Fórmula 1 entretenida.
– Vamos a ver, por partes… ¿Cómo puedes ser un fantasma si aún estás vivo? Segundo: ¿Cómo has entrado en mi casa? Y tercero… no me has pagado la superlicencia de este año, así que ya sabes, suelta el dinero o sino no serás otra vez campeón…

– Desde luego Bernie… ni en estas fechas te olvidas del dinero. – Con indignación Vettel sacó su cartera y pagó al dueño de la Fórmula 1 que esbozó en su mirada el símbolo del dólar. – He venido a mostrarte la Fórmula 1 del presente y hacerte ver que este deporte esta perdiendo tu encanto.

– Y habló el que ha ganado el mundial en el mejor año de su historia. – dijo Ecclestone con una sonrisa en su rostro.
– Bueno… vale sí… ha sido un año emocionante, pero ha sido por la puntuación, piensa que este año las carreras han sido aburridas, no ha habido adelantamientos.
– ¿Pero qué me cuentas? ¡Si ha sido el campeonato con más adelantamientos de los últimos 20 años!
– Desde luego… no me dejas apenas opciones Bernie… los que más han adelantado han sido pilotos de la parte baja de la clasificación y encima los que han sido de arriba han sido por remontadas, además… se han contado los doblados y digamos que algunos han sido doblados demasiadas veces en algunas carreras. Mira, lo mejor que puedo hacer es viajar contigo y ver lo que hacen los equipos en estos momentos.

Sebastian Vettel movió su mano gigante y atizó con el dedo a Bernie Ecclestone en su cabeza. Bernie cerró los ojos por el golpe y al abrirlos sintió un ambiente familiar… como si estuviera en un circuito o un motorhome de algún equipo, pero era una sala grande, bastante oscura, llena de papeles y a lo lejos había un hombre en un atril dibujando a la luz de un foco, no sabía por qué, pero a Bernie le recordó a su trabajador Tilke en su empresa. 

– ¿Dónde estamos Vettel? – preguntó Bernie mientras se rascaba la cabeza debido al golpe.
– Estamos en Milton Keynes, en la fábrica de Red Bull. Ese hombre que ves ahí sentado es Adrian Newey que se encuentra pensando hasta altas horas de la madrugada los diseños para que podamos tener un buen coche el año que viene.
– Así me gusta, que no paréis de trabajar nunca, que quiero competitividad siempre.
– Pero el problema Bernie no es que busquemos el coche ganador, es el hecho de que con las normas que nos ponéis la FIA nos hacéis tener problemas para poder adelantar y el mismo Newey que es un genio de la aerodinámica, no consigue encontrar aún el equilibrio para darnos los adelantamientos que queremos. Si tenemos poca carga aerodinámica comprometemos el paso por curva, en cambio, si aumentamos esa carga, disminuye la velocidad punta y el que nos pille rebufo ganaría ventaja, para tener más velocidad punta tendríamos que tener alerones más pequeños, pero en cambio, generamos poca carga aerodinámica… ¿lo entiendes? Con una normativa más clara no tendríamos estos problemas y habría duelos de los que hacen historia, mira sino en la última carrera, pones un Ferrari y un McLaren detrás de un Renault y a pesar de tener más potencia que el monoplaza francés, no pudieron adelantarles, aunque bueno, casi que lo agradezco ya que sino no sería campeón.
– Vale sí, muy bonito lo que has dicho, pero el problema que tenéis en Red Bull no lo tendrán otros equipos.
– ¿Estás seguro Bernie?
Vettel volvió a mover su gran guante verde con el dedo levantado y golpeó de nuevo al anciano de 80 años. Cuando se recuperó del golpe, abrió los ojos. El fuerte color plateado le rodeaba por todos lados. No hacía falta saber nada más, sabía donde se encontraba… en Brackley. Bernie se puso a buscar a Vettel que se encontraba delante de unos planos y escribiendo en una libreta que había sacado.
– ¡Pero bueno! ¿Así pretendes ganar?
– Pe…perdona, no he podido resistirme, soy como un niño en una tienda, y aquí hay muchos juguetes. A lo que iba – dijo Vettel tosiendo firmemente para aclarar la voz mientras disimuladamente escondía la libreta y un par de hojas que había sobre la mesa. – Como puedes ver, estamos en Brackley, sede de Mercedes GP, en el suelo puedes ver cientos de hojas, y no son precisamente porque hayan fregado el suelo y no quieren que lo pisen… son diseños de monoplazas que no les sirven. Fíjate en este, sutileza en las formas, busca ser como el Red Bull, suave pero mortal, pero mira esta anotación en la esquina “motor caliente, posible rotura”, o en este otro, es mucho más feo, y la anotación, a ver qué pone… “poca velocidad, buena fiabilidad… nos adelantan”. Como puedes ver buscan encontrar el diseño perfecto, pero no lo encuentran. Sigamos.
Con un nuevo golpe, Vettel y Bernie viajaron de nuevo al Reino Unido, a Woking. Estaban en el hogar de McLaren. Estaban dentro del túnel del viento. Les acompañaba una miniatura de un Fórmula 1, se veía bastante trabajado.
– ¿Y esto? ¿Qué me quieres decir con este monoplaza?
– Con este no digo nada, esta es la última maqueta que han hecho en McLaren.
– ¿Maqueta? ¿Qué quieres decir con eso?
– Salgamos y lo entenderás…
Bernie y Vettel salieron del tunel del viento, y la imagen que tuvo no la podía creer… cientos de Fórmula 1 en miniatura estaban en la sala, cada uno idéntico al anterior, pero cambiaba algún mínimo detalle: un centímetro más elevado el alerón delantero, una forma más estilizada, un alerón trasero de una forma… 
– ¿Y esto? – preguntó boquiabierto Bernie.
– Son los modelos que ha hecho McLaren, obsérvalos detenidamente y verás como tampoco ellos encuentran el modelo adecuado.
Ecclestone se puso a pasear por la sala observando cada una de las miniaturas de los monoplazas mientras que a lo lejos, se veía algún pequeño flash de luz. Bernie hizo como que no veía nada, pero Vettel estaba aprovechando para hacer algunas fotografías como si de un fotógrafo del corazón se tratara mientras esbozaba una sonrisa de niño travieso.
– ¿Qué te parece Bernie?
– Me parece un derroche de dinero haciendo tantas miniaturas, se lo podían gastar en otra cosa.
– ¡Ahí quería llegar yo! Esas miniaturas no son más que gasto innecesario. Intentas promover la ecología y el ahorro de costes, pero con las normas que se implantan no hacéis más que encarecer los costes de producción, puede que en un futuro haya una Fórmula 1 más verde o tal vez una Fórmula 1 más moderna, pero por ahora no puede ser. Se deben aclarar cosas ahora para evitar estos problemas.
– ¿Qué me quieres decir Sebastian?
– Que si no cambias las normas y dejas de pensar solo en como ganar dinero a costa de decir “ponemos una Fórmula 1 más ecológica pero quiero que tengáis el KERS y demás cosas para ganar más dinero” y te centras en cosas que de verdad importan como el poner una normativa más clara sin dar lugar a problemas como en 2009 con Brawn y en 2010 con nosotros tal vez consigas algo. Y eso si no hablamos de los circuitos…
– ¿Qué ocurre con los circuitos? Son perfectos.
– No lo son Bernie… Nos estáis poniendo circuitos que son imposibles para adelantar.
– ¡¡Pero si tenéis rectas largas y frenadas fuertes!! Y además hay curvas rápidas para daros duelos.
– Cierto, pero como tenemos los coches actualmente, no podemos adelantar. Las turbulencias que cogemos son demasiado grandes, y ya nos cuesta horrores controlar el coche – respondió con tristeza Vettel. – Si nos escucharas de verdad a los pilotos, aunque solo fuera una vez, a lo mejor podrías mejorar este deporte, porque por ahora, solo tenemos carreras de Scalextric. Acompáñame, quiero que veas una última cosa.
Con un último golpe, Bernie y Vettel viajaron de nuevo, esta vez hacia Italia, concretamente a Maranello. El olor a familia unida se notaba por todo el ambiente. Juntos pasearon por los pasillos de la fábrica y se detuvieron delante de una puerta. Al abrirla, Bernie no veía gran cosa, solo la mitad de un Fórmula 1 y una pantalla gigante.
– Esto no será lo que yo creo…
– Si Bernie, es el simulador de Ferrari. Quiero mostrarte una cosa. 
Vettel encendió el simulador, y de repente, el monoplaza se empezó a elevar, la pantalla se encendía poco a poco y la imagen de una pista se empezaba a ver. El ruido del motor virtual iba aumentando y en un lado de la pantalla aparecía una estadística. 
– Mira Bernie, estos son los tiempos de los pilotos de Ferrari. – Vettel apretó un botón y salió la estadística más grande. – Estos son los de Fernando Alonso, éstos los de Fisichella, Gené, Badoer y finalmente, éstos los de Felipe Massa. Quiero que los compares con éstos otros – al apretar un botón apareció una nueva tabla, ponía 1990 – 1995, 1995-2000, 2000-2005 y 2005-2010.
Bernie no salía de su asombro los tiempos que veía del 1990 al actual iban aumentando poco a poco, en 2005 había un máximo establecido en color rojo, y a partir de ahi, iban bajando. Curiosamente de entre las tablas, Bernie no pudo evitar sacar una pequeña risa al leer debajo de los tiempos de Felipe Massa un mensaje “Fernando is faster than you. Game Over”. Parecía que en Maranello, a pesar de todo les iba el humor. 
Pero a pesar de todo, al ver esos tiempos, empezó a pensar. ¿Cómo era posible que los Fórmula 1 hayan ido tan lentos? Todo era perfecto, la nueva puntuación funcionaba, los nuevos circuitos atraían al público, pero se daba cuenta que algo faltaba. Bernie cerró los ojos con fuerza y le venía a la mente imágenes de antiguos grandes premios, se acordaba de las grandes carreras que ha podido vivir, adelantamientos que pasaron a la historia como el de Villeneuve a Schumacher en Estoril en 1996, de Barrichello a los hermanos Schumacher en Montmeló 2000, el de Mansell a Berger en Mexico 1990, Schumacher a Hill en Silverstone 1995 también vino a su mente, al igual que el de Montoya a Schumacher en Spa 2004, el de Fernando a Michael en Suzuka 2005, el de Piquet a Senna en Hungría 1986 y cómo olvidar el de Hakkinen a Schumacher en Spa 2000. El recuerdo hacía como si estuviera allí mismo viéndolos de nuevo, incluso sentía que oía esos motores rugiendo a su lado. Había tantos adelantamientos increibles antes… y ahora lo normal es adelantar por error del rival o por tardar más en frenar, ya no arriesgan tanto. Cuando Bernie volvió a abrir los ojos, entendió por qué oía los motores… Vettel estaba dando vueltas en el simulador.
– ¿Qué haces Sebastian?
– No esperarás que me quede esperando mientras te quedas dormido, ha pasado media hora desde que hablaste por última vez. En fin – Vettel saltó del simulador – ¿qué has aprendido?

– Que hay cosas que se deberían cambiar en la Fórmula 1, estuvieron bien los duelos del siglo pasado, pero ten en cuenta, que no lo estoy haciendo tan mal, la nueva normativa puede que no ofrezca muchos adelantamientos, pero tenemos roturas imprevistas, cambios de liderato, tenemos emoción hasta la última curva. La gente seguirá viniendo porque esa emoción no se la pierde, y el recuerdo de vivir una carrera en vivo no se olvida fácilmente, y menos en mi bolsillo.

– Parece que no lo quieres entender, en la F1 se busca emoción en cualquier curva… parece que sigues sin aprender la lección. No quería recurrir a esto, pero no me dejas otra opción… al final te visitará el tercer fantasma, y cómo el no te haga abrir los ojos, despídete tú de la Fórmula 1.
– ¡Eh! A mi no me amenaces con esas cosas… a ver si el que se despide de la Fórmula 1 eres tú, ¿o es que no te acuerdas quién te paga el sueldo?
– Bernie no es eso… cuando venga el tercer fantasma lo entenderás.

Vettel agitó su manó nuevamente y atizó a Bernie en la cabeza, ese golpe fue bastante duro pues hizo que Ecclestone quedara inconsciente. Mientras caía, el paisaje iba cambiando y antes de tocar el suelo, estaba de nuevo en su mansión.